El Covid19 y los concursos de este año 2020

Este 2020 es raro.

El Covid19 nos ha destrozado los esquemas a todos los niveles, y como no, a nivel criadores también.

Puede que todo acabe en una pesadilla y despertemos en nuestra normalidad, que llegado el otoño vuelvan las expos, los concursos, pero es igualmente probable que no sea así. Que los frutos de lo que estamos criando ahora no lleguen a exponerse. Muchos criadores están criando menos este año, incluso nada, ante la perspectiva más oscura.

Resulta difícil trasmitir la importancia de estos para mantener la salud de nuestra afición.
La mayoría no compartiréis mi razonamiento sobre ello: los concursos como corazón o motor de la avicultura ornamental.

La mayor parte de los aficionados solemos evolucionar por diferentes etapas hasta llegar, en muy pocos casos, a exponer y competir en los concursos. ¿Primero locales, luego nacionales…quizá europeos? Gastar 30 o 50 euros por animal al exponer en un europeo, ¿para qué? Gastar tanto tiempo, trabajo y dinero, ¿tiene un sentido?

La avicultura ornamental tiene un sentido, a veces no tan obvio, porque bajo su paraguas se cobijan otras aviculturas que no tienen dónde meterse. Como los criadores que dicen “yo sólo las tengo para mí, me da igual si tienen fallos”. Actitud comprensible, aunque suele molestarles que les digas los fallos de sus animales y cuando vuelves, ese animal que le dijiste que tenía un fallo, ha desaparecido misteriosamente. También encontramos criadores que buscan productividad en las razas. Suelen desanimarse en unos años. Los “recuperadores” de razas en peligro de extinción (algunas ciertamente poco ornamentales), que, tras lograr un reconocimiento oficial de la raza, dejan de participar en los concursos de razas ornamentales por razones obvias. El sentido de la avicultura ornamental, sin el motor de las exposiciones-concurso, se debilita.

La importancia de los detalles, la fascinación de lo extravagante, los increíbles límites biológicos a los que el hombre lleva una especie por simple “gusto”, es el cebo que las exposiciones ofrecen a los nuevos aficionados.

El lograr una meta, una pretendida perfección, alimentar nuestro ego, es la gasolina para seguir en ello años y años.

Y os preguntaréis, ¿esta chorrada friki es importante? Pues lo suficiente como para mover una macroestructura de federaciones, asociaciones, EE y millones de euros cada año. Sí, arrastra mucha gente.

Por esta razón, ya en el hemisferio sur, para no perder el año de exposiciones, que allí empiezan ahora, se están haciendo los concursos virtuales. Como tantas cosas, hoy en día tenemos medios para “salvar” en cierta medida los concursos, con enjuiciamientos virtuales. Se suele enviar un vídeo de 15 seg, y cinco fotos: perfil, cabeza, tarsos, pecho y alas.

Puede ser una opción, aunque no supliría la reunión de amigos que supone cualquier expo, pero al menos, das a los criadores un aliciente para el año.

Deberíamos prepararnos los jueces para este tipo de concursos porque, aunque se acabe la pesadilla, pueden coexistir con los concursos físicos y ser una forma de concursos europeos o mundiales que eviten los traslados brutales para criadores y animales.

Realmente, nadie sabe en el momento que escribo estas líneas si habrá concursos o no. Ni la EE, ni Fesacocur. Pero si no se pudieran celebrar, animo a todas las asociaciones que organizan estos eventos a que lo hagan de forma virtual y envíen los premios a los agraciados. Que no dejen sin “gasolina” a los criadores que estamos con la ilusión de ver crecer a nuestros pollitos para llegar a ese animal “casi perfecto”.

Y a los criadores menos tecnológicos, a aprender a hacer un vídeo y unas fotos que hagan brillar a sus animales al máximo nivel. ¡Que con cualquier teléfono móvil se puede!

Bienvenidos a la era tecnológica, bienvenidos al 2020, despertad de la pesadilla con ideas creativas y positivas que nos harán vencer esta dificultad y cualquiera que nos pongan por delante.

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